A mis 24 años he sentido varias veces
que me rompían el corazón.
Sentí que mi mamá me rompió el
corazón cuando no quiso comprarme la muñeca que quería cuando era niña. Sentí
que me rompieron el corazón cuando el chico que quería me dijo que no quería
estar más conmigo. Sentí que se me rompía el corazón cuando mi bola de púas
dejó de moverse.
En esas y otras ocasiones sentí
que el corazón se me rompía por algunos momentos y que luego volvía a su estado
normal.
Lo que ahora experimento es
diferente. Cuando me dijeron que al Paparmando le dieron dos días de vida sentí
que se me rompía el corazón en mil pedazos. Cuando me dijeron que se había ido
pocas horas después sentí el corazón hecho añicos.
He estado en negación porque aún
no creo que ya no esté aquí. Lo miro atrapado en un cofre y le susurro,
impulsiva e ilusamente, “abre los ojos; te quiero abrazar”. Hoy estoy más
tranquila porque sé que él también lo está, poniéndose al día con sus hermanos
y papás y ahora cuidándonos, porque ahora es un ángel más.
El Paparmando era renegón, pero
tenía un corazón y alma de niño. Siempre preguntaba cómo te iba en los estudios
o en el trabajo, se reía cuando lo llenabas de mimos, hablaba sobre sus hijos
recalcando lo buenas personas que eran, agradecía a todos por saludarlo y
visitarlo antes de irse a dormir, sonreía al ver a un erizo aun cuando este le
levantaba las púas, jugaba con sus carritos de juguete y amaba todos los días a
la Mamina, el amor de su vida.
Amaré y recordaré por siempre su
historia de amor y las muestras de afecto que tuvieron hasta el último momento
y desearé en secreto vivir lo que ellos vivieron.
Mamina, no pienses que esto es un
adiós. Piensa que esto es un “hasta luego” al amor de tu vida, hasta que se
encuentren físicamente de nuevo y puedan continuar con su historia der amor, ya
que, como bien dicen, “el amor es eterno mientras dura” y yo sé que ustedes
vivirán eternamente.
Paparmando, fuiste el mejor
esposo, padre y abuelo que alguien pudo tener y, por eso, desde ya te digo “te
extraño”. Gracias por tus sonrisas y por hacernos felices. Gracias por haber
sido y seguir siendo parte de nuestras vidas.
Te quiero.