miércoles, 28 de septiembre de 2011

Entre gritos y orgasmos


Hace poco volví a ver este video y me oriné de la risa, así que decidí compartirlo con ustedes.

Es de un viaje que hice en abril de este año con mi papá, abuela paterna, primo, padrino y esposa y mis hermanas, Andrea (la mayor) y Arianna (la menor), a Ica.

Caminando por una plaza (cuyo nombre desconozco, para variar), mis hermanas, mi primo y yo decidimos subirnos a un arenero para "pasear" por las dunas como esto no fue planificado, ya entenderán por qué estaba yo con una falda larga (y blanca, encima) y con lentes de montura y no de contacto.

Sin sospecharlo (o quizás sí), el viaje pronto se transformó en una carrera a lo rápidos y furiosos, llena de gritos de espanto y de placer (se siente rico, pues) y con la arena azotándonos las caras.

A mitad de camino, el instructor se detuvo y nos dio tablas para que hagamos sandboard, desquitándose cruelmente conmigo (ya lo verán). ¿Por qué? No lo sé. Supongo que porque me vio la cara de desubicada.


sábado, 24 de septiembre de 2011

Completa la frase II


El ejercicio para completar la frase del día (y el más exitoso hasta hoy): "No te deseo el mal, pero ______".

Aquí la gente se inspiró, evidentemente.

- No te deseo el mal, pero ojalá que te compres un Bubbaloo y te venga sin juguito.
- No te deseo el mal, pero ojalá que a tu hijo le guste Justin Bieber.
- No te deseo el mal, pero ojalá que te dé alguna ETS.
- No te deseo el mal, pero ojalá se les pierda tu título en la graduación.
- No te deseo el mal, pero ojalá escriban en tu lápida con Comic Sans.
- No te deseo el mal, pero espero que te atores con un Chin Chin.
- No te deseo el mal, pero ojalá te dé hipo en tu exposición.
- No te deseo el mal, pero ojalá que tu estrella de rock favorita te suba al escenario y tú no te sepas la letra de la canción.
- No te deseo el mal, pero ojalá te dé diarrea y no haya papel en el baño.
- No te deseo el mal, pero ojalá que cuando te planches el pelo, llueva.
- No te deseo el mal, pero ojalá te quedes encerrada en el ascensor con Natalia Málaga después de perder el mundial.
- No te deseo el mal, pero ojalá tengas que compartir una galleta Oreo y te toque el lado sin crema.
- No te deseo el mal, pero ojalá que te planten en el altar.
- No te deseo el mal…Nah, sí te deseo el mal.
- No te deseo el mal, pero ojalá Tongo haga una versión de tu canción favorita.
- No te deseo el mal, pero espero que no te entre el vestido el día de tu matrimonio.
- No te deseo el mal, pero ojalá que tu iMac explote y se borren todos tus archivos.
- No te deseo el mal, pero espero que vayas al Colca con Rosario Ponce.
- No te deseo el mal, pero espero que te venga la regla cuando estés en la calle con un pantalón blanco y no tengas una toalla higiénica cerca.
- No te deseo el mal, pero espero que se te rompa el condón.
- No te deseo el mal, pero ojalá que, cuando vayas al cine, se te caiga la canchita y se te derrame la gaseosa encima.
- No te deseo el mal, pero espero que te digan que tu verdadero padre es Darth Vader.
- No te deseo el mal, pero espero que tu pony no te venga con cuernito.
- No te deseo el mal, pero espero que nunca más se te pare.
- No te deseo el mal, pero espero que se vaya la luz en el momento que ibas a guardar los archivos en tu computadora.
- No te deseo el mal, pero ojalá se te caiga todo el pelo cuando te hagas laceado brasilero o japonés.
- No te deseo el mal, pero ojalá que nunca sepas la canción que andas tarareando desde hace semanas.
- No te deseo el mal, pero ojalá que jamás tengas un orgasmo.
- No te deseo el mal, pero ojalá que compres el número ganador de la Tinka y lo pierdas.
- No te deseo el mal, pero espero que tu homónimo sea un pedófilo buscado por la justicia.
- No te deseo el mal, pero espero que se te cague el viaje que has planeado desde hace semanas.
- No te deseo el mal, pero espero que comiences a tararear las canciones de Justin Bieber todo el día.
- No te deseo el mal, pero ojalá que nunca recibas esa llamada tan deseada.
- No te deseo el mal, pero espero que te vuelvas precoz.
- No te deseo el mal, pero ojalá que siempre te salgan figuritas repetidas y nunca termines de completar el álbum.
- No te deseo el mal, pero ojalá que de vieja te dé incontinencia.
- No te deseo el mal, pero ojalá sueñes con Alan García en pelotas bailándote el teteo.
- No te deseo el mal, pero ojalá te enamores de alguien que está enamorada de otr@.
- No te deseo el mal, pero ojalá que andes descalz@ y pises un lego.
- No te deseo el mal, pero espero que cuando estén en la intimidad, él/ella mencione el nombre de su ex.
- No te deseo el mal, pero ojalá se te caiga las pestañas postizas en plena cita.
- No te deseo el mal, pero ojalá que quiebre el banco donde tienes todos tus ahorros.
- No te deseo el mal, pero ojalá que tu pizza llegue siempre a los 29 minutos.
- No te deseo el mal, pero ojalá tu urólogo tenga dedos gruesos.
- No te deseo el mal, pero ojalá que el penúltimo episodio de tu serie favorita diga “continuará” y jamás continúe.
- No te deseo el mal, pero ojalá que, cuando raspes tu tarjeta prepago, se te borren los números.
- No te deseo el mal, pero ojalá que tu banda favorita se separe sin hacer una última gira.
- No te deseo el mal, pero ojalá que tu novio sufra de eyaculación precoz.
- No te deseo el mal, pero espero que la última Coca Cola de la tienda esté caliente y sin gas.
- No te deseo el mal, pero ojalá que la flaca que te gileaste toda la noche te toque con sorpresa.
- No te deseo el mal, pero ojalá se pudra tu comida cuando te vas de campamento.
- No te deseo el mal, pero ojalá te quedes jato con los lentes mientras te bronceas.
- No te deseo el mal, pero ojalá que tu flaca no sepa chuparla bien.
- No te deseo el mal, pero ojalá que, cuando te estés duchando, se malogre la terma.
- No te deseo el mal, pero ojalá que todo lo que desees nunca suceda.
- No te deseo el mal, pero ojalá que el día en que vayas al estreno de una película, todas las entradas se hayan agotado.
- No te deseo el mal, pero espero que, por más que hagas mil dietas, sigas engordando.
- No te deseo el mal, pero ojalá que te confundas y, en vez de tomarte la pastilla del día siguiente, te tomes un desenfriolito.
- No te deseo el mal, pero ojalá te roben tu Smartphone en la calle justo cuando estás tuiteando.
- No te deseo el mal, pero ojalá que, cuando tengas la ocasión de tener sexo con el chico de tus sueños, te hayas olvidado depilarte.
- No te deseo el mal, pero ojalá tus amigos sean todos amixers.
- No te deseo el mal, pero ojalá que tu novio tire contigo pensando en su ex.
- No te deseo el mal, pero espero que te atores comiendo pavo en Navidad.

Difícil elegir el mejor.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Completa la frase I


Hace algunos meses, hice un ejercicio en Twitter sobre completar la siguiente frase: ''Eres el/la ____ de mi _____''. Las respuestas de los tuiteros me parecieron tan geniales que decidí guardarlas en Word.

Aquí se las presento:

- Eres la crema batida de mi frapuccino.
- Eres la mosca de mi sopa.
- Eres la gasolina de mi automóvil à @IIIRonaldIII.
- Eres la mermelada de mi tostada.
- Eres la papa de mi huancaína à @IIIRonaldIII.
- Eres el escalímetro de mis materiales à sayefs.
- Eres el escalón de mi escalera.
- Eres el limón de mi empanada.
- Eres el @ de mi Twitter à Maxwell.
- Eres la melodía de mi canción favorita.
- Eres la Nutella de mis panqueques à @ranitachina.
- Eres el "<" de mi "3".
- Eres la pelusa de mi escoba.
- Eres el número ganador de mi Tinka à @tahuano.
- Eres el título de mi poema favorito.
- Eres el broche de mi portaligas à @La_Histerica
- Eres el Suavitel de mi ropa.
- Eres la bruja de mi cuento.
- Eres el chicle de mi Chupetín à @ranitachina.
- Eres la rima de mi décima.
- Eres la fanpage de mi Facebook à sayefs.
- Eres la naranja de mi huerto.
- Eres el relleno de mi wantán.
- Eres el tuco de mis fideos.
- Eres la cuerda de mi guitarra à Maxwell.
- Eres la cereza de mi torta.
- Eres el caldo de gallina de mis borracheras.
- Eres la vela de mi torta de cumpleaños à @Ya_san
- Eres el ají de mi gallina.
- Eres el single de mi disco.
- Eres el inicio de mi verano.
- Eres el Internet de mi PC à sayefs.
- Eres la razón de mi sobrepeso.
- Eres el mouse de mi PC.
- Eres el juguete de mi cajita feliz.
- Eres el destino de mi mapa.
- Eres la heroína de mi historieta.
- Eres la última canción de mi concierto.
- Eres el rollo de mi cámara.
- Eres el sacacorchos de mi vino.
- Eres la puta de mi discoteca à sayefs.
- Eres el final de mi película favorita.
- Eres el café de mis mañanas.
- Eres el tocino de mi huevo revuelto.
- Eres la colonia de mi día sin ducha.
- Eres la manzana de mi Mac.
- Eres el seguro de mi arete favorito.
- Eres el sol después de mi lluvia.
- Eres la sorpresa de mi Kinder.
- Eres la Inca Kola de mi Chifa.
- Eres el pucho de mi meditación.
- Eres el Liquid Paper de mi examen.
- Eres la cámara de mi fiesta.
- Eres la suciedad de mis Converse.

La mejor para mí (por supuesto): "Eres la mozzarella de mi pizza".

Si eso no es romántico, entonces no sé qué es.





Nota: Si participaste en este ejercicio y te gustaría que colocara tu nombre o arroba junto a tu frase, házmelo saber mediante Twitter, respondiendo este post o mandándome un correo a habladesubicada@gmail.com

domingo, 18 de septiembre de 2011

Vida de perros


Advertencia: en este post podré sonar hueca, engreída, conchuda y asquerosamente quejona, pero hoy me dieron ganas de mandar a la mierda (muy opuesto a lo que hice en otra ocasión) a alguien más perra que la pelirroja de mi salón de Gerencia: la vida.

¿Por qué permites que yo me muera, babee, agonice por alguien por meses y que esta persona recién se entere de que existo después de más meses y hasta años, cuando yo ya me olvidé por completo de ella? O sea, no te pases, huevona: o haces que el/la susodich@ se fije rápido y de una puta buena vez en mí o me lavas el cerebro y me abres los ojos. ¿Entendiste?

Cuando estoy dando un examen, jugando algo o cualquier actividad que involucre el hecho de elegir una alternativa y permites que opte por la opción A, para luego dudar y terminar eligiendo la opción B. Y todo para enterarme luego de que la opción correcta era, de hecho, la opción A. ¡¿Qué coño te has creído?! ¿Sabes cuántos veintes he perdido, cuántas comidas gratis (en apuestas) he “dejado pasar” y cuántos roches he tenido que soportar en charlas, entrevistas, exposiciones, etc.? Hazme el favor y ubícate.

¿Tú crees que yo disfruto despertarme temprano para ir a clases o madrugar estudiando para un examen? ¿Tu pequeño cerebro opina que yo me levanto con ganas de abandonar mi rica cama, despojarme de mi abrigadora pijama, bañarme, cagarme de frío al salir de la ducha, acicalarme, ir a la universidad y llegar a tiempo a clases para que, al llegar a la puerta del salón, vea un puto mensaje diciendo que la clase se ha cancelado? ¡¿Qué te pasa, desgraciada?!

¿Y qué me dices de mis épocas en las que aún me trasladaba en transporte público y tenía que subir YA porque, de lo contrario, llegaría tarde a mi destino? ¡PERRA! Dejabas que el conductor se detuviera por unos valiosos segundos para que yo corriera hacia el vehículo como si estuviera en la maratón de mi vida y llegara casi a la puerta de este para que, al final, el cobrador hijo de puta se riera en mi cara y gritara al conductor “¡pisa, pisa!” y me dejara a mí en el paradero, sola y abandonada. Habiendo más de 8 millones de personas en esta ciudad, decidías siempre desquitarte conmigo, yo que he sido tan buena contigo (ok, exagero). Los días en que no me castigabas de esta manera, jugabas cruelmente conmigo: cuando tenía que ir urgentemente a algún sitio, las combis y sus similares pasaban cada 20 minutos y repletas (faltaba poco para ver cabezas humanas saliendo de las ventanas); en cambio, cuando no tenía prisa, las combis pasaban cada 5 minutos y con apenas cinco pasajeros.

Tampoco faltó ocasión en que me quitaras la señal de Internet cuando más lo necesitaba, dejaras que gritara cuando todos los demás estaban callados y me apagaras la laptop en plena redacción de ensayo. ¡¿Quieres que me dé un infarto, cojuda?!

Habiéndome descargado contigo de esta manera, sólo me queda una cosa por decir:

¡¿Por qué, vida, por qué eres tan perra a veces?!

domingo, 11 de septiembre de 2011

Para el/la critter que alguna vez tendré*


No sé en qué momento de mi vida dejarás de ser un “simple” anhelo para convertirte en un critter de carne y hueso, pero, desde ahora, quiero que sepas algunas cosas:

• Asumiendo que te tendré en mi panza por nueve largos meses, lo más probable es que llegues a este mundo obes@, porque me embutiré cada semana pizzas familiares continentales, hartos gramos de Nutella y numerosos Milky Way, mínimo 50 makis en cada oportunidad, varios combos de Toasted Twister, Wrapstar y Ave Caesar, salchipapas, mixtos y más. Como tu madre siempre ha sido una floja de mierda, cuando estés dentro de mí ni siquiera me molestaré en hacer ejercicio y dietas, y lo más probable es que joda al menos tres veces por semana a tu padre con algún antojo descabellado a las tres de la mañana. Cuando ya estés conmigo –te lo digo desde ahora–, te odiaré por algunas semanas (o meses) por todos los kilos que me habrás hecho subir. Cuando se me haya pasado el odio, pasaré a detestar a tu padre por volver a hacerme pasar por lo mismo máximo dos veces más (porque no planeo darte más hermanos; tampoco abuses, chibol@).

• No quiero llegar al trabajo simulando un oso panda o mapache por las ojeras, así que, si es necesario, y hasta que te acostumbres a dormir bien, haré que te tragues somníferos, licores, jarabes o lo que sea con tal de que me dejes pernoctar mínimo seis horas cada noche (lo ideal serían ocho horas, pero seré realista). Mentira, critter mío. Nunca te haré eso, pero sé considerad@ con mami, ¿sí?

• Salvo que la situación se descontrole, no contrataré a una trabajadora del hogar ni a una niñera para que te cuide mientras yo estoy trabajando (porque planeo seguir chambeando una vez que hayas nacido), sino que te dejaré en casa de tus abuelos (ya sean mis papás o mis suegros). Si me voy a perder de algo tuyo importante –como tu primera palabra, tu primer gateo, tu primera caminata o tu primer(a) lo que sea–, prefiero que quien esté contigo en ese momento sea un pariente y no un ente desconocido.

• Agradéceme porque no te pondré ningún nombre compuesto, primitivo ni estrafalario. Si eres mujer, no te compraré zapatos de charol ni vestidos con bobos y tampoco te haré peinados desquiciados (mi madre me torturó de esa manera y no pretendo vengarme contigo). Si eres hombre, no te compraré overoles, mocasines ni casacas de cuero. Tampoco te haré raya al medio ni al costado. Es más: no te peinaré, porque seguro que así te verás más bonito. Y bajo ninguna circunstancia te compraré Crocs y maquillaje. Tampoco te pintaré las uñas ni dejaré que te las pintes hasta determinada edad. Te vestiré bien bonito (aunque lo más seguro es que, cuando seas grande, quieras envenenarme por el estilo con el que te vestía) y te llenaré de besos y apapachos –pero no dejaré que me embarres con tu baba y tus mocos. Respétame, mierda.

Te compraré libros (te obligaré a leer los 7 libros de la saga de Harry Potter), cuentos y rompecabezas y te enseñaré a jugar los juegos de mi época (Encantados, Chapadas, Escondidas, etc. Esos sí son diversión, caray). También te enseñaré a escribir y hablar bien desde temprana edad y a apreciar y valorar las cosas simples de la vida y a la familia. Además, te contaré cómo naciste cuando me lo preguntes diciéndote la verdad y no esa sonsera de la cigüeña o de la abeja y su panal. No te inculcaré ninguna religión ni permitiré que tu padre lo haga: dejaré que tú mism@ elijas lo que quieras creer (¡con tal de que no dejes de creer en mí, malagradecid@!).

• No me importa cuánto me ruegues, llores o patalees: no te compraré un celular último modelo, Ipod, Iphone, Ipad, BlackBerry ni ninguna de esas mierdas hasta que tengas mínimo 16 años, y me importa un rábano si medio Perú tiene alguna de estas cosas excepto tú. Tampoco gastaré miles de soles en un concierto de músicos de cuarta ni en ningún juego o juguete que sé que descartarás a la semana. Si te compro algo caro, quiero que sea algo que valga la pena, que sepas valorar y aprovechar.

• Aún no sé cómo, pero te compensaré cada vez que te portes bien y logres tus objetivos con el sudor de tu frente, como lo hizo tu madre rompiéndose el lomo trabajando para darte lo mejor (cuando me pidas algo y no pueda dártelo, quiero que el motivo sea porque no te lo merezcas o porque yo sea una egoísta de mierda, no porque la plata no me alcance).

Te recogeré del colegio y de tus salidas (siempre y cuando sean cerca de la casa y antes de las 10 pm; de lo contrario, será tu padre el que se levante o desvele de madrugada para esos casos) para conocer a tus amistades y luego rajar de ellas, porque sé que tú rajarás de mí con ellas cada vez que yo te trate "injustamente" o no ceda a tus caprichos infantiles (madura de una vez, critter).

Respetaré tus modas, gustos y preferencias (excepto si te gusta algún “músico” como Justin Bieber, una desgracia que vivió en época de tu madre, ya te contaré). No pretendo ser tu mejor amiga ni estar todo el tiempo de acuerdo contigo, pero procuraré apoyarte siempre.

• Cuando hayas terminado el colegio, no dejaré que tomes una decisión precipitada en cuanto a tu futuro. Te recomendaré (y, si es necesario, obligaré) a que te tomes el tiempo necesario para descifrar qué es lo que realmente quieres, así no nos haces gastar plata a tu padre y a mí por las huevas (¿acaso crees que nosotros cagamos dinero, abusiv@?).

• Cuando hayas terminado la universidad y/o estés en una buena posición chambeando, esperaré a que te hayas mudado del humilde hogar que construí para ti para poder volver a hacer de las mías con tu padre con total libertad (estaré vieja, pero no muerta).

Y aunque a veces no parezca o no me creas, te adoraré y querré, siempre a mi desubicada manera.




*Esta especie de carta fue inspirada en el post A mi hijo, del genial Ginno Melgar.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Para el Nono

No te conocí y siento que te extraño.

Te fuiste antes de que yo naciera y poco después de que mi madre diera a luz a Andrea, así que lo único que tengo de ti son fotos y recuerdos ajenos.

Recuerdos –especialmente– de mi padre, probablemente la persona que mejor te conocía, a quien le pedí que me hablara sobre ti y de quien, creo, heredé la buena escritura.

Esto fue lo que me dijo:

"Se registró el día en que nació, cuando, realmente, fue otra fecha (según su madre); del mismo modo, murió un martes 13, pero se registra un día después por esperar a su hijo. Así aparece en su lápida.
Toda su vida nos enseñó que las cosas no siempre son lo que parecen. Siempre vio la vida de manera especial y diferente de como la mayoría de las personas la ve, siempre con sabiduría y filosofía básica de vida, casi indiscutible. Su vivencia de rebelde en la guerra le enseñó a vivir en cualquier lugar, en cualquier momento, sin tener miedo a nada y a nadie.
Vino a Perú en busca de un hermano.
No tuvo mucha educación, pero sí mucha inteligencia que desarrolló durante toda su vida. Tuvo razón criando a sus hijos y estuvo muy atento a los cambios en la vida de ellos. Siempre estuvo allí.
Era un amante de la naturaleza, del campo, de la montaña, del mar y de la luna más que del sol (él me enseñó a hacer el mejor nudo de pesca, aunque nació en la montaña y trabajó en las minas).
Me enseñó cómo se vive en Italia y en Suiza, a caminar en cualquier camino sin perderme, a cazar y a pensar. Me enseñó a vivir con calma y honestidad, con bajo perfil, en vuelo rasante, como los grandes. Se salvó dos veces de la muerte y yo estuve ahí para acompañarlo. Fui muy afortunado de compartir esos momentos con él.
Murió como siempre lo deseó: abrazando la tierra sobre el gras en una noche húmeda. Se fue sin que yo le dijera oportunamente lo mucho que lo amaba".
No te conocí y siento que te quiero.

1989, última foto del Nono. Una de mis favoritas de mi papá por el contraste: Andrea, llena de vida, y el Nono, en la oscuridad