lunes, 1 de agosto de 2016

Día perfecto

Fue un día perfecto.

No encontré tráfico camino al trabajo.
No tuve que pelearme buscando un sitio para Morris.
Desperté sin sueño.
Soñé algo bonito.
Mis ojeras se apiadaron de mí.
Salió el sol después de semanas.
La gente estuvo menos idiota que de costumbre.
Renegué menos y sonreí más.
Almorcé con mis amigos de la chamba.
Me topé con músicos ambulantes.
Dejé que me mintieran en la cara por última vez.
Pude sacarme una espinilla de hace una semana.
Celebré pasadas las 7 pm.
Pasaron mi canción favorita en la radio.
Prometí seguir viendo a los que valen la pena.
Me despedí del portero, una de las personas más amables que he conocido.
Abracé a la chica del personal de servicio. Ella me dijo que me extrañaría y yo le dije que sea muy feliz.
Me di cuenta de que las amistades y los negocios no deberían juntarse, al menos en ese sitio.
Recibí mi vestido de dama de honor color coral claro y no me vi como Patricio, la estrella.
El calendario marcó una semana para mi viaje a Disney con mis hermanas.

Realmente mi último día de chamba fue un día perfecto. Y es que qué bien se siente cuando te desprendes de lo que te hace tan miserable. Salud.