domingo, 18 de abril de 2010

Un no sé qué, que qué sé yo


A la mierda con los filósofos (entiéndase Platón, Aristóteles, Maquiavelo, etcétera) y sus semejantes. Para esta desubicada, las mejores frases son las que vienen de personas comunes y corrientes, en este caso, los guionistas. Y a los guionistas que escribieron estas líneas les besaría los pies, literalmente.

- "Si no he de conocerte nunca, haz al menos que te extrañe".
Soldado de la película La delgada línea roja

- ''That's when you know you found somebody really special. When you can just shut the fuck up for a minute and comfortably share silence''.
Pulp Fiction

- "It's the sense of touch. In any real city, you walk, you brush past people, people bump into you. In L.A., nobody touches you. We're always behind this metal and glass. I think we miss that touch so much, that we crash into each other, just so we can feel something".
Crash


- "I hate the way you talk to me, and the way you cut your hair. I hate the way you drive my car, I hate it when you stare. I hate your big dumb combat boots and the way you read my mind. I hate you so much it makes me sick, it even makes me rhyme. I hate the way youre always right, I hate it when you lie. I hate it when you make me laugh, even worse when you make me cry. I hate it when you're not around, and the fact that you didn't call. But mostly I hate the way I don't hate you, not even close, not even a little bit, not even at all".
10 things I hate about you



- "Sometimes we love people so much that we have to be numb to it, because if we actually felt how much we really love them, it would kill us. That doesn't make you a bad person, it just means that your heart is too big".
Riding in cars with boys

Y por si desean ver la escena completa, aquí tienen el video:



- ''Did you say it? 'I love you. I don't ever wanna live without you. You changed my life'. Did you say it? Make a plan. Set a goal. Work toward it, but every now and then, look around. Drink it in, 'cause this is it. It might all be gone tomorrow".
Meredith Grey en Grey's Anatomy

Porque lloré cuando pasaron este capítulo y porque me dan escalofríos cada vez que lo vuelvo a ver, los contagio con el video:



- "It isn't just death we have to grieve. It's life. It's loss. It's change. And when we wonder why it has to suck so much sometimes, has to hurt so bad, the thing we gotta try to remember is that it can turn on a dime. That's how you stay alive. When it hurts so much you can't breathe, that's how you survive: by remembering that one day, somehow, impossibly, you won't feel this way; it won't hurt this much. The very worst part is that the minute you think you're past it, it starts all over again".
Grey's Anatomy

Si deciden tomarse el tiempo para ver el video completo (no encontré uno más corto), se darán cuenta de que he editado la cita. Es lo que destaco de todo el palabrerío.

http://www.tv-dome.net/greys-anatomy-season-6-episode-1-and-2/

- Y por ser uno de mis videos preferidos de toda la vida (las citas, las imágenes, la música, TODO), con ustedes, Usa protector solar. Disfruten.



¡Eso es todo, amigos!

sábado, 17 de abril de 2010

¿Todavía me quieres?


Desde que posteé por última vez, me he despertado todos los días con la misma oración grabada en el cráneo: “Tengo que sacar el brevete, tengo que sacar el brevete”. Pero este ciclo, al parecer, existe un complot de los profesores en contra del alumnado, porque, apenas iniciado el 2010-01, he tenido un sinfín de lecturas para “disfrutar” cada bendito día.

15 de abril del 2010. Como mi hermana mayor está en Cusco, tengo el carro para mí sola, así que, en lugar de aburrirme con otra lectura más, decido ir a dar una vuelta y practicar mis dotes de manejo.

- Má, voy a manejar. ¿Me acompañas?
- Bueno, pero ¿no necesitas a alguien con brevete?
- Sí, pero voy a estar por aquí nomás, así que no hay problema.

Nos metemos al carro, nos acomodamos e iniciamos la marcha (inicio, mejor dicho). Al principio, para entrar en confianza, rodeo el parque que está a la espalda de mi casa hasta que comienzo a aburrirme y me invaden las ganas de ir más lejos. ¿La casa de la Mamina? No, aún no. ¿La UPC? Mucho tráfico. ¿El Pentagonito? Listo, vamos. Hago temblar unas cuantas veces el carro por no dejar en paz al embrague, dejo que me asalten las bocinas de otros carros por demorarme dos segundos (no exagero, DOS SEGUNDOS) en iniciar de nuevo la marcha después del semáforo rojo, soy puteada por una flaca porque accioné mi flecha izquierda y nunca volteé, pero todo me importa un carajo: estoy manejando como los dioses. ¡Al fin, ya puedo visualizar el brevete en mi billetera! ¡Pronto dejaré de ser un ave de corral!

Después de cuarenta minutos de saborear el placer de manejar, estoy en la puerta de mi humilde hogar. Jurándome ya una mami al volante, no me tomo mucho tiempo en pensar en alguna maniobra para meter el carro al garaje. Total, ¿qué tan difícil puede ser? De manera que simplemente giro el timón hacia la derecha (dirección de donde venía) y piso el acelerador, haciendo caso omiso a la clara afirmación de mi madre: “Estás muy pegada”.

- Sí la hago, má.
- No, estás muy pegada, hijita. Hazme caso.
- Tú tranquila. Tengo todo calculado. Mira lo bien que paso… –CRACK– ¿Qué fue eso?
- ¡¡¡TE CHOCASTE CON LA PUERTA!!! ¡¡¡TE DIJE QUE ESTABAS MUY PEGADA!!!
- ¡NOOO!

Díganme ustedes: ¿quién, pero quién más es capaz de chocar el carro con la puerta del garaje, aparte de esta desubicada? Salgo del carro y observo lo que acabo de causar: la puerta posterior derecha está levemente hundida y la pintura se ha rasgado un poco. Aparte de eso, no ha pasado nada más. Pero no hay que celebrar victoria, porque lo peor está por llegar: decirle la verdad a mi querido padre. Con el corazón latiendo a mil por hora, cojo el teléfono y marco el número de su oficina.

- Papáaa… –con voz de sufrida.
- ¿Qué le hiciste al carro?
- Hundí levemente una de sus puertas… ¡Perdóname! ¡Dime que todavía me quieres!
- Tengo que ver primero el carro y después te respondo. Chau.
- Está bien, pá. Chau.

Cuelgo el teléfono apenada, avergonzada y fastidiada. Segundos después, el teléfono de la casa suena. Es mi papá.

- ¿Pá?
- Sí, todavía te quiero.

“¡Mamá, mi papá todavía me quiere! ¡No me va a castigar ni prohibirme que saque el brevete!” Estoy contentísima, y esta felicidad aumenta cuando, más tarde, tengo a mi papá frente a mí felicitándome: “¡Nada mal para ser tu primer choque!”

Mis querid@s desubicad@s, siempre es bueno aprender algo nuevo cada día que pasa. Y yo he aprendido tres cosas en este día tan emotivo:

- Aprendí que todavía tengo que aprender a ver los espejos retrovisores, acordarme de usar las luces direccionales y, sobre todo, meter el carro en el garaje.
- Aprendí que los taxistas son las personas más impacientes que existen, aparte de mí.
- Y lo más importante: aprendí que siempre tengo que escuchar a mi mamá.

Amén.

viernes, 2 de abril de 2010

Como ave de corral


Lunes 22 de marzo del 2010. Hoy comienzo nuevo ciclo en la UPC, más conocida por mí como La Ratonera. Estoy contenta porque logré armar mi horario escolar: comienzo clases a las 8 a.m. y termino a las 2 p.m., por lo que tengo todas las tardes libres (técnicamente).
Salgo de mi casa a las 7:10 a.m., subo a la combi, bajo en Angamos a las 7:15 a.m. y camino al paradero, jurando que seré una de las pocas personas que espera su transporte. Pero apenas el enorme bus de Cruz del Sur desaparece rumbo al Óvalo Higuereta, una inmensa masa de estudiantes «upecinos» y «upecinas», sudando la gota gorda y desesperados por subir a la tan peruana combi, aparece ante mis soñolientos ojos. Yo, tranquilamente, me quedo parada, viendo cómo aquellos individuos suben a combis en donde CLARAMENTE no hay espacio ni para un perro, pero, ni modo: llegar tarde en el primer día de clases debe ser traumatizante para ellos (como lo sigue siendo para mí). Quince minutos después, siguen llegando combis al paradero y yo sigo dejándolas ir. Me rehúso rotundamente a viajar en donde ni siquiera puedo estirar el brazo, tengo el asqueroso trasero de otra persona pegado al mío y tambaleo cada vez que el conductor hace uno de sus bruscos movimientos. Diez minutos después, me doy por vencida. Si no subo a la combi ya, no llegaré a tiempo con este tráfico de mierda. Así que, contra mi voluntad, subo a la combi y me convierto en ave de corral por veinte eternos minutos.

Martes 23 de marzo del 2010. Antes de salir de mi casa, recuerdo la experiencia del día anterior y procuro que, esta vez, no vuelva a suceder. Pero sucede, y exactamente de igual manera: llego al paradero (esta vez, cinco minutos antes) y la misma e inmensa masa compuesta por «upecinos» y «upecinas» “decoran” el sucio paradero. Carajo. ¿Por qué a todos se les dio la puta gana de tener clases a las 8 de la mañana? Una vez más, y en contra de mi voluntad, dejo de ser Alessandra Cavagnaro desde el momento en que mi sandalia de gladiador toca el escalón de la combi y me convierto, nuevamente, en un simple ave de corral.

Uno pensaría que esta situación se calmaría al quinto día o a la semana siguiente, pero no. Durante dos semanas enteras, me aguanté estirar el brazo en la combi, tener el asqueroso trasero de otra persona pegado al mío, tambalearme con los movimientos bruscos del conductor; en fin, ser un ave de corral.

Hoy, apenas he llegado a mi casa, he abierto Facebook y puesto en mi status lo siguiente: “No sé quién es más idiota: 1) el conductor de combi por su salvajismo al manejar, 2) el cobrador por querer meter a gente en donde no hay espacio, 3) las personas que se suben a la combi viendo que no hay espacio, 4) yo, por viajar en combi. La mayoría de gente que me respondió optó por el número 3. Yo discrepo: estoy convencida de que la 4 es la opción correcta.

Pero esto está a punto de cambiar. Así es, amiguitos y amiguitas: he decidido, por fin, sacar el dichoso brevete. La verdad es que pude haberlo sacado apenas terminé el colegio, pero, por alguna razón, siempre inventaba alguna patética excusa para no hacerlo (a pesar de haber aprendido a manejar en menos de diez minutos con mi abuela de ochenta años en el verano 2008): “me da flojera estudiar la teoría”, “no es mi prioridad en este momento”, “todavía no me fastidia transportarme en combi”, “primero la beca, después el brevete”. Dos años después, cada una de estas excusas ha desaparecido.

1) Si puedo meterme 20 fórmulas de matemática en la cabeza en un día, la teoría de manejo será pan comido (¿no?)
2 y 3) En este momento, sí es mi prioridad sacar el brevete y sí me fastidia transportarme en combi. Si voy a ser un animal, prefiero ser chancho por lo gulosa que soy que ave de corral por viajar en combi.
4) Cuento con más de cinco ciclos para obtener la jodida beca; en cambio, si dejo pasar el brevete por cinco ciclos más y me acostumbro a ser ave de corral… Sin comentarios.

Así que, prepárense, limeños y limeñas, pues “Ale al volante, (no) es un peligro andante”. (Les dejo esta frase a su criterio).