martes, 19 de septiembre de 2017

Siempre niño

Desde niña recuerdo el microscopio y lupa de mi papá y su afán de guardar TODO. Y cuando digo T-O-D-O (así, separado y con mayúscula) es porque realmente me refiero a todo: desde nuestros primeros dientes hasta nuestros granos (sí, granos).

Recuerdo que hasta usaba alguno de sus segundos ojos al armar un rompecabezas: así evaluaba de cerca cuál era la pieza que debía encajar a continuación.

Hace un par de años tenía dos ajolotes en una pecera que guardaba en su escritorio. Recuerdo que varias veces en las que subí a saludarlo (y a pedirle algo) lo encontraba observando a estos simpáticos bichitos. Y cuando murieron, estoy segura de que antes pasaron por una intensa evaluación bajo el microscopio de mi padre (aunque no tengo recuerdos de ello).

De lo que sí tengo recuerdos es de lo que pasó hace algunas semanas.

Estaba en el garaje con mi papá y mi hermana menor cuando Arianna escuchó algo que venía del piso y se chocaba contra la pared. Prendimos la luz y era un asqueroso saltamontes. Mi papá, en un abrir y cerrar de ojos, cogió un Raid del estante de herramientas (sí, las tiene hasta en el garaje), lo roció y, corriendo, subió a la cocina a traer un frasco.

"¿Para qué lo quieres?", pregunté. "¡Para observarlo, claro!", respondió. Debí imaginarlo.

Con mucho cuidado, papá metió al villano de Bichos en el frasco, subió a la casa y comenzó a analizarlo. A la mañana siguiente, lo primero que hice al despertar fue ver a Pepito-no-grillo. Ya inmóvil, a Pepito-no-grillo se le había caído una pata. Suspiré y me retiré al trabajo.

Regresé a mi casa, saludé a mis papás y me dirigí a mi cuarto para pegar el grito del año al ver esto:



Mi papá le había pegado la pata a Pepito-no-grillo, lo había bañado de barniz para mantenerlo completo y lo había pegado a una hoja bond para verlo más fácilmente con el microscopio y la lupa y, de paso, atormentar a sus hijas.

Recuerdo que grité por varios segundos, pero también recuerdo la risa de mi papá. Esa risa que me dice que, a pesar de que pronto tendrá 60 años, nunca dejará de ser un niño.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Gente que sí

Este año, durante los primeros meses, me rodeé de gente negativa que no le aportaba nada a mi vida. Así que, para el próximo año, pienso evitarlas y rodearme de gente que sí.

Que sí se levanta luego de caer.
Que sí sabe decir que no.
Que sí se atreve.
Que sí siente y que no tiene miedo de sentir.
Que sí se arriesga, a pesar del riesgo posterior de arrepentirse.
Que sí escucha su corazón.
Que sí hace lo que de verdad quiere.
Que sí se anima a volar.

Gente que dice que sí a pesar de que se caga de miedo.
Que sí manda a la mierda a gente que se lo merece.
Que sí hace la diferencia.
Que sí sabe disfrutar de la vida.
Que sí dice "SÍ" a nuevos retos.

Ojalá nos crucemos con gente que sí, siempre sí.

Post inspirado en esta imagen que apareció en mi TL de Twitter

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Bob, el constructor: humano e italiano

Hoy no es un día especial. No es su cumpleaños. No es el Día del Padre ni tampoco el Día del Ingeniero. No es su aniversario. Pero desperté y quise honrar al hombre que tanto me ha enseñado.

Me enseñó sobre modales, historia, seguridad, salud y desde niña siempre he pensado que es la versión humano-italiana de Bob, el constructor: siempre usando sus recursos para solucionar problemas casero o arreglando algo siempre que tiene tiempo.

Y aquí unos ejemplos para que conozcan mejor a mi viejo:
  • En el garaje de la casa, hizo que haya dos líneas rojas para que siempre estacionemos rectos y colgó una pelota de básket para que sepamos a qué distancia dejar el carro
  • Cuando éramos niñas, colgó unos fierros debajo de la escalera de caracol para que nunca (o casi nunca) entremos a ese espacio y nos golpeemos la cabeza
  • En los domingos de películas, me enseñó a hacer un cono para la canchita con una hoja de papel bond y, así, ser los únicos sin ensuciar
  • Le construyó un sube-y-baja y una escalera a Sonic, mi bello erizo
  • Cuando mi hermana mayor y yo éramos pequeñas, le pegaba masking tape a nuestras medias para que no nos resbalemos
  • Como no dejaba de morder a mi hermana mayor, arrugó una hoja bond y me la pegó en el poto simulando una cola de cerdo. Una foto y mucha vergüenza más tarde, dejé de hacerlo
  • Cuando choqué mi Morris y se despintó un poco un espejo lateral (blanco) y el parachoques (rojo), los pintó con liquid paper y esmalte del mismo color  
Por esto y más, mi papá siempre ha sido de esas personas que las miras y dices "qué paja tenerl@ en mi vida".

Ojalá todos tengamos una persona así (o más).