miércoles, 30 de junio de 2010

La vida te da sorpresas... y mis dotes de baile también


No sé por qué, pero hoy quise hacer las cosas de manera distinta. Decidí no redactar ni pegar fotos. Esta vez, decidí colgar un video mostrando mis dotes de bailarina (porque dotes tienen todos, gente, solo que a su manera) y reírme un poco de mí misma, cosa que nunca cae mal.

Este es un video que se remonta al cumpleaños de mi adorado padrino (sí, el que me llevó a Europa y me hizo conocer el paraíso. ¡Danke, tío!) el 17 de febrero del 2010. En él, se aprecia que 1) mi familia es tan sana que solo toma agua e Inca Kola, 2) mi tío Paulo me lleva más de dos cabeza, razón por la cual es casi un esfuerzo sobrehumano el darle una vuelta (0.04), 3) soy tan descoordinada que no puedo seguir los ritmos de una simple salsa (0.28), 4) de acuerdo a la pregunta de Carlos Vives (¿me lleva él o me lo llevo yo?), en este caso, me lleva él, 5) al final, terminé aprendiendo la lección de baile con Paulo. Hurra para mí.



Otro video, otra lección de Paulo, otro aprendizaje de Alessandra. Aunque me he dado cuenta de que todavía tengo que aprender a 1) llevarlo yo de vez en cuando, 2) mirar a mi pareja de baile, aunque esta me lleve más de dos cabezas y luego me produzca tortícolis (0.01-1.27), 3) no ver los pies de mi pareja y simplemente dejarme llevar (0.24), 4) buscar la manera de darle la vuelta a mi pareja, sin importar cuántos centímetros (o metros) de más mida (0.36). Pero por encima de todo, y después de haber visto ambos videos, ¿QUIÉN ME DICE QUE NO PUEDO BAILAR? -sí, ya sé: sin comentarios.

martes, 15 de junio de 2010

¡Ubícate, desubicada!


“¿Por qué Habla, desubicada, ah? ¿Por qué no te ubicabas en Europa y ahora quieres hablar sobre eso?”, me pregunta Denise. “Sí, en parte”, le respondo. Pero me quedo pensando en cuál es la otra parte; por ello, recurro a la famosa RAE.


DESUBICADO, DA

1. Dicho de una persona: Que no se comporta de acuerdo con las circunstancias y hace o dice cosas inoportunas o inconvenientes.

DESUBICAR

1. Situar a alguien o algo fuera de lugar.

2. Dicho de una persona: Perder la orientación y no saber dónde se encuentra o qué dirección tomar.


En mi caso, hacer y decir cosas inoportunas o inconvenientes y perder la orientación y no saber dónde me encuentro o qué dirección tomar se han vuelto como mi trademark. Y para el deleite de todos, he aquí unos cuantos ejemplos* que lo comprueban.

- Soy tan desubicada que el 80% de las veces no sé dónde estoy; tengo que tomarme unos minutos para no entrar en pánico. Y no, ni siquiera me ubico si es que estoy relativamente cerca a mi casa, como en el Pentagonito, en donde una vez le pregunté a un extranjero (sin saber que era uno, claro) cómo llegar a Aviación. Y a Aviación llegaba solo caminando de frente.

- Soy tan desubicada que le pedí a 3Monos publicar mi blog en su perfil de Facebook, recibiendo como respuesta lo siguiente: “Desubicada, nosotros encantados de promocionar tu blog, pero, según vemos, no eres seguidora del programa”. ¿Eso era un requisito? ¡Ups!

- Soy tan desubicada que una vez le pregunté a mi profesora de Religión de colegio (católico, dicho sea de paso) por qué no hablábamos de temas más interesantes, como el diablo y el aborto. No me castigaron, pero la expresión de la profesora Tió quedará marcada por el resto de mi vida.

Y soy tan desubicada que mando a la mierda mi urgente lectura de Globalización para escribir esto, con la intención de que esta desubicada comience a ubicarse. O quizás no.


* En realidad, los ejemplos son infinitos, pero estos son, creo yo, los más destacados y los que resaltan mi divina cualidad.
** Aviso a la comunidad: Si algún día me comporto como una completa desubicada en tu presencia, házmelo saber, así lo agrego a mi memoria y a la lista y, quién sabe, quizás un día entro a la lista de los récord Guiness.
*** Pregunta para los lectores: ¿Llegaré a ser tan desubicada como esta señora algún día?