Unos patitas llamados “mayas” lo predijeron: el fin del mundo llegaría, supuestamente, el 21 de diciembre del 2012.
Todos lo esperaban –de alguna forma–, otros lo temían y algunos lo anhelaban.
Caía viernes, pero desde el lunes de la misma semana se veían y/o leían las reacciones de la gente: padres/abuelos que colapsaban de miedo y hasta preparaban su mochila “por si las huevas”, jóvenes que vivían cada día como si realmente fueran los últimos días de sus vidas, niños que nada entendían, colegios que cancelaban clases, bloguer@s que escribían posts dedicados al fin del mundo (qué vergüenza), hueveros que se lo tomaron en serio e hicieron esto:
El 21 de
diciembre vi que la gente se comportaba como si fuera el fin del mundo cuando,
en realidad, sólo fue un día más.