2012 es el año en el que cumplo 5 años de haber salido del colegio. 5 años que, dicho sea de paso, se han pasado volando. 5 años que, a pesar de mi corta edad –21–, me hacen sentir desde ya como anciana.
Qué fácil era la vida en el colegio, ¿no?
No se nos hacía (tan) difícil despertarnos a las 6:30 de la madrugada, no teníamos que preocuparnos por cómo vestirnos al día siguiente para ir a clases gracias al dichoso uniforme (pero sí era una joda enorme estar uniformados y tener que estar parados en el patio por la formación en pleno verano), todos tus problemas los dejabas atrás al entrar al salón porque ahí estaban los amigos de toda la vida, el recreo era lo mejor del día –a pesar de su corta duración– para tragar cochinadas y ponernos al tanto (conforme iban pasando los años) sobre los juguetes y juegos de moda, qué hizo quién en el verano, a quién le gustaba quién, con cuántas se había acostado o a cuántas había besado tal compañero o qué alumna sería la próxima en perder su virginidad.
La mejor forma de matar el aburrimiento en una clase era poniéndonos a garabatear las carpetas o el cuaderno de la persona de al lado (y podíamos caletear esto porque metíamos el cuaderno en la carpeta. Sí: éramos vivazos), para las exposiciones usábamos cartulinas/colores/plastilinas/ témperas/láminas, no importa que nos hayamos olvidado nuestro refrigerio: siempre había alguien que nos invitaba su comida o la señora del kiosko nos fiaba (y nos volvía a fiar una y otra vez), las clases de Educación Física eran la oportunidad perfecta para sacar nuestro niño interior (o la morsa que llevamos dentro), si faltábamos al colegio, teníamos la seguridad de que al menos una persona nos podía prestar su cuaderno para copiar los apuntes, arreglábamos los problemas con un simple Yan-Kem-Po y tomábamos las decisiones con un De Tín, Marín.
Durante varios y largos años, no teníamos que preocuparnos a qué universidad queríamos ir o qué queríamos ser por el resto de nuestras vidas.
La verdad es que, durante varios, largos y preciados años, éramos felices.
Y qué bueno saber que ahora somos más felices aun.
Yan Kem PO
ResponderEliminar@Anónimo Feeling <3
ResponderEliminarGracias por no hacerlo ver como la peor atrosidad del mundo a dejar el colegio :) en serio que mis profesores me trauman con que esta epoca que estoy terminando es lo mas grandioso que vas a tener en tu vida y nada mas
ResponderEliminarBeso
@Coraline De nada :) ¿Este es tu último año de colegio? Aprovéchalo al máximo <3 Lo que yo siento del colegio es que es como una burbuja. Recién cuando lo terminas entras a la vida real (por decirlo de alguna manera). Un abrazo :)
ResponderEliminarYo no hablaba de quien perdía la virginidad o eramos muy lornas... Pero en todo lo demas es exacta la descripción de las epocas del cole.
ResponderEliminarYo no hablaba de quien perdía la virginidad o eramos muy lornas... Pero en todo lo demas es exacta la descripción de las epocas del cole.
ResponderEliminar@Sheilly Buenas épocas aquellas.
ResponderEliminarQuien chucha habrá inventado el de tin marin de do pingüe etc etc....que tenía en el cerebro...?
ResponderEliminar@Alessandra Jajaja No sé, pero me hizo tomar buenas decisiones.
ResponderEliminarjaja cierto extraño garabatear el cuaderno de mis amigos :)
ResponderEliminar@Izzy Yo también :)
ResponderEliminarQuinto de secundaria fue un año de relajo para la mayoría, los profes aprobaban a los alumnos porque sí, creo que se querían deshacer de todos, xd.
ResponderEliminarJajaja ¿De verdad lo crees? Yo sufrí en quinto :(
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