14 de octubre del 2010. Me despierto a las 5:30 de la madrugada para ir a mis clases de Instrumentos para la Gestión de 7 a 9 am, pero termina siendo por las huevas, porque Homero sólo se digna a entregar el examen parcial y corregir el mismo. Salgo del salón a las 8:10 am y me encuentro con Motta, quien me pregunta si quiero ir a Starbucks para desayunar. “No puedo, Mottilla. Me voy a Cusco”, le respondo.
A las 9 am ya estoy de vuelta en mi dulce hogar, terminando de armar mi maleta y despidiéndome de mis queridos tuiteros. Media hora después, llega mi Mamina y mi madrina Cheli, por lo que sé que, apenas llegue el taxi a mi casa, esta se convertirá en un lloriqueo total. Y, efectivamente, apenas el conductor de un carro blanco toca el timbre, las primeras lágrimas comienzan a dibujarse en nuestros rostros, al mismo tiempo en que mamá pregunta «¿qué voy a hacer sin mis niñas?».
Yo no sé qué voy a hacer sin ti, mami. Yo no sé.
Camino al aeropuerto, cuando aún sigo luchando contra el llanto y el moco, Andrea me desconcentra al preguntarme si he traído mi tarjeta de crédito. “¡¡¡Puta madre!!!”, es lo único que logro soltar. “Ah, no sé cómo haces, pero te tiene que durar todo el efectivo hasta el martes (asumiendo que has traído efectivo, hermanita)”, me dice ella. Sí había llevado efectivo, lo que me había faltado era idear un plan, como todos mis familiares me habían dicho. “A la mierda –les había respondido–, seguiré fiel a mi estilo desubicado y no planearé nada”.
Llegamos al aeropuerto a las 11:10 am, dejamos las maletas en el contador, subimos al segundo piso y nos sentamos en una mesa del food court a esperar la primera llamada que, supuestamente, era a las 11:55 am. Para el mediodía, ni la llamada ni mi flaquito lindo daban señales de aparición, hasta que, pocos segundos después, lo vi: Diego Huamantica se distinguía entre el mar de gente que se dirigía a la zona de embarque a despedir a sus papás, hijos, sobrinos, amantes, etc. Entonces corrí, no como la forma en que corren los flacos y flacas arrechos en las películas, pero corrí, lo abracé y fui feliz.
A las 12:10 pm, preocupadas porque no nos llamaban, decidimos dirigirnos a la sala de embarque, así que me despido del flaco, pagamos el impuesto (al mismo tiempo que escuchamos la ÚLTIMA llamada) y corremos hacia la zona donde nos revisan el equipaje de mano, y en donde una señorita nos dice que «son las 12:16 pm y su vuelo sale a las 12:30 pm. Deberían haber llegado antes». Debido a la poca paciencia que habita en mi cuerpo, pongo mi conocida cara de culo y le digo lo siguiente a la tarada cucufata: “Señorita, no se desubique. Ustedes tienen toda la culpa por no haber hecho la primera llamada, así que ahórrese sus reproches”. Sin dejarle tiempo para responder, me alejo de la perra esa, me encuentro con mis hermanas, dejo que me revisen el equipaje y corremos las tres hacia la puerta 8. Ellas, trotando como señoras; yo, corriendo como si estuviera en la maratón de mi vida, tan desesperada que comienzo a gritar, por todo el aeropuerto, «¡no se vayan! ¡¡¡Espérennos!!!». Sin aliento, llego a la puerta 8, espero a las tortugas de mis hermanas, nos sentamos en el avión y en 10 segundos ya estamos volando hacia la tierra de los incas.
En todos mis viajes en avión (que no son infinitos, pero tampoco escasos), jamás había vivido tanta turbulencia y sufrido tanto dolor de cabeza y mareos, y mucho menos tenido la necesidad de coger la bolsita blanca de papel y tener que respirar por ahí. Hasta ese momento.
Felizmente, el viaje a Cusco sólo llega a durar poco más de una hora, por lo que, al aterrizar, sólo tengo una declaración para dar: Cusco, somos tuyas.
Pero por favor, más respeto a la señorita del control. No te me desubiques. Ya hubiese querido verte corriendo como señora gritando que no te dejen (alucina si lo hubiesen hecho)
ResponderEliminarComo que dolor de cabeza? y el mate de coca? Ay esta gente improvisada...
Espero más de la travesía Cavagnaro!
Jaja Ella fue la que se desubicó, así que estaba en todo mi derecho, Gin-Gin u_u (1)
ResponderEliminarTambién he pensado qué hubiera pasado si el avión nos dejaba, y si eso hubiera pasado creo que...no estaría escribiéndote esto en este momento u_u (2)
El mate de coca buenazo! Aunque tomarlo 3 veces fue más que suficiente.
Más tarde escribo más ;)
jajaja io tb ubiese mandado al carajo a la tipa esa!!
ResponderEliminar=)
PD:
ResponderEliminarsoi Katia M.
Se desubicó completamente!
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