Tenía que ir a la cuadra 55 de la Avenida Javier Prado Este para pedir el duplicado de la llave de mi nuevo carro (que ahora se llama Morris). Como tenía una vaga idea de cómo llegar desde mi casa hasta allá, le pregunté a mi querido padre cuál era la ruta que más me convenía para llegar a mi destino. “Pasa el Jockey Plaza, llega hasta el Óvalo Monitor y métete por la entrada que dice Javier Prado Este. No hay forma de que no la veas, a menos que seas ciega. Avanza un par de cuadras hasta llegar a la 55, voltea en U y busca la tienda. Te espero ahí mañana al mediodía”.
Ese día me desperté a las 10:30 am con la idea de que, si me perdía, al menos tendría tiempo suficiente para ubicarme y llegar a tiempo al encuentro con mi padre. Me desperecé, bañé, cambié, acicalé y salí de mi casa. Pero no con dirección al Jockey Plaza desde la Calle Encalada, sino con dirección al cruce de Aviación con Javier Prado para, luego, voltear a la derecha y seguir de frente hasta la cuadra 55.
¿Qué me llevó a tomar esta (en mi condición de desubicada) estúpida decisión? No estoy segura. Quizás quería darle la contra a mi padre y demostrarle, indirectamente, que me podía ubicar yo sola (a pesar de que había sido yo quien le preguntó cómo llegar a esa dirección). O quizás pensé, tontamente, que por esa ruta llegaría más rápido. No lo sé.
El caso es que llegué a ese cruce, doblé a la derecha y seguí de frente. Y todo era felicidad pura hasta que llegué a la altura de la cuadra 33 y me percaté de que había tres entradas: la de la izquierda la descarté instintivamente y la del medio decía “Panamericana Sur” (y deduje, estúpidamente, que si me iba por esa ruta, me alejaría y dirigiría a alguna playa), por lo que la descarté también. Así que seguí de frente y me metí en la entrada de la derecha para luego ver un gran letrero que me daba la bienvenida a una especie de un gran condominio de Monterrico. Avancé un poco más y me di cuenta de que todos los nombres de las calles comenzaban con “Monte”. Hice memoria sobrehumana y me acordé de que el papá de mi primer ex vivía en una calle llamada Monte Umbroso, ubicada cerca a Primavera y, relativamente, a Caminos del Inca, por lo que pensé que tan lejos no estaba. Seguí manejando, tratando de buscar la salida hacia Encalada, Caminos del Inca o Primavera y mantener la calma en el intento. Pero, a pesar de doblar a la derecha o izquierda, retroceder o avanzar, no conseguía librarme de los putos montes. Detuve el carro, respiré profundamente y pregunté a la primera persona que se me cruzó en el camino (un señor de unos 40 años, pituco y simpaticón) cómo librarme de las calles de montes. El señor me dio varias indicaciones que terminaron por confundirme, pero que, finalmente, hicieron que salga por la cuadra 17 de Caminos del Inca (cuando tenía que haber salido, según sus indicaciones, por Encalada). Cuando por fin me ubiqué, sonreí y vi el reloj: eran las 12:40 pm. Aceleré la marcha, llegué hasta el cruce de Caminos del Inca con Primavera y doblé a la derecha, con el propósito de seguir de frente hasta llegar a Encalada, voltear a la izquierda y seguir, de nuevo, de frente hasta llegar al Jockey Plaza, luego al Óvalo Monitor y, finalmente, a la cuadra 55 de Javier Prado Este.
Después de varios minutos, me encontraba en el Óvalo Monitor aferrándome al timón y puteando a todo carro que se acercara demasiado a Morris (ODIO, tener esto presente, manejar en óvalos). Cuando me libré de las combis y taxis asesinos, entré contenta y con tranquilidad a Javier Prado. Después de avanzar unas cuadras, paré en el semáforo rojo y cogí mi celular para llamar a mi padre, disculparme y comunicarle que estaba, por fin, a punto de llegar. Pero luego sentí algo que me hizo entrar en pánico y no me dejó pensar en una simple palabra que se adecuaba a la situación: el suelo se movía (temblor).
¡¿Y ahora qué carajo pasa?! ¿Y si es el motor advirtiéndome que algo anda mal con Morris? CARAJO. ¡¿Y SI ESTÁ A PUNTO DE EXPLOTAR?! ¡¿Y SI…?! Ah, chucha. Ya paró.
Más calmada (aunque todavía recelosa por si volvía a suceder), emprendí la marcha con el paso más ligero (pensando en la salud del motor) hasta llegar, después de casi hora y media manejando tratando de ubicarme, por fin, a la cuadra 55 de Javier Prado Este, en donde me esperaba mi padre parado en la puerta, impaciente y de mal humor, quien me dijo –apenas se fijó en mí–: “Te perdiste, ¿no? ¡No puedo creerlo! ¡Si te dije exactamente cómo tenías que llegar! Esto es el colmo, Alessandra. ¡Hasta una niña de tres años podría haber llegado sin problemas! Tu blog sí que tiene razón, hija mía: ¡Eres una desubicada!”
Ya lo sabía, papá. Todos lo sabíamos.
le amo a tu viejo, esa frase final es para enmarcarlo. Alessandra eres desubicadisima hasta yo q tengo 3 semanas en Lima hubiese llegado.
ResponderEliminar@Isabella Mi padre es lo máximo <3 ¡Yo qué iba a saber que había 3 entradas distintas! Todo por no hacerle caso al señor Cavagnaro ;_;
ResponderEliminarEso fue épico. Creo que soy menor que tú pero yo soy igual o más desubicada. En mis primeros días en la UPC no sabía ni donde estaba Encalada. A propósito del temblor, ni lo sentí. Genial como siempre (:
ResponderEliminarJaja! Me gustó este post y las palabras sabias de tu viejo. Saludos :D
ResponderEliminar@Tanya Gracias! :) Jajaja Yo también me demoré en aprender cuál calle era Encalada :P Espero que nunca más viva un temblor mientras estoy manejando, pues esa sensación no me gustó para nada! ._.
ResponderEliminar@Johan Gracias! Saludos :)
ResponderEliminarUy Alessandra, ni con google maps la hacías, seguro.
ResponderEliminarJajaja.
Tu viejo bien alenteador.
=)
Alessandra, no puedo creer que hayas sido tan, tan, pero tan desubicada.
ResponderEliminarAunque no debería sorprenderme.
Te voy a regalar una guia de calles.
@Renzo Google Maps me marea :( Mi padre es lo máximo!
ResponderEliminar@Adrián Tengo guía de calles, pero no la uso :P
jajaja que casualidad que el temblor te haya agarrado justo en el semáforo, igual que a mi. Y también pensé que era algo del motor o que alguna persona andaba moviendo el carro y me asusté.
ResponderEliminarBuena desubicada!
@Diana No fui la única; yay! :D Gracias!
ResponderEliminarEs la primera vez que veo tu blog y me parece genial!.... la unica recomendacion que te puedo dar es que mejor manejes por avenidas principales que conozcas... no importa si te demoras, lo importante es que llegaras a tu destino de todas...
ResponderEliminar@Tedy Gracias! :D Es cierto. Normalmente suelo hacer eso. No sé qué me pasó esta vez :(
ResponderEliminarMe pregunto cuánta gasolina gastas en cada una de esas perdidas :)
ResponderEliminar@Anónimo Bastante :( Encima Morris requiere la gasolina más cara.
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ MANYA que lo mismo me pasó a mí. Salía de la Toulouse de una de esas charlas vocacionales y no sabía como irme a mi casa cuando lo usal era que tomara un micro todo javier prado hasta llegar a La Molina. Tontamente en vez de tomar esas que pasan por el Polo, se me ocurrió la magnífica idea de bajar hasta caminos del inca, luego a San Luis y ahí recién llegaba a Javier Prado. Merecía un cachetadón de ida y vuelta con efecto en serio.
ResponderEliminar@Lorena Jajajaja Como dicen, ''nos salió el tiro por la culata''! Pero al menos aprendemos con nuestras burradas :P
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