Cuando tenía 8 años, quería ser como Britney Spears, porque me enamoré perdidamente de ella con el video de Baby, one more time y luego de todos los que le siguieron. Quería cantar como ella (aunque estaba consciente de su mediocre voz), bailar como ella, tener tantos fans como ella y ser tan rica como ella (esto en todos los sentidos).
Cuando tenía entre 9 y 10 años, no pretendía ser nadie en la vida (en cuanto a carrera y profesión se refiere, vale decir). Mi sueño consistía en vivir en una casa con jardín y piscina, tener un esposo simpaticón y lleno de billetes y que, mientras el pobre se sacaba la mugre trabajando, yo cumplía el papel de la mujer mantenida más convenida: que la alfombrita de diez dígitos, que las sábanas de algodón egipcio, que joyitas por aquí y joyitas por allá y que el resto del día me la pasaba en mi casona cuidando a los critters.
A los 11 años evolucioné y, gracias a Dios, mis gustos musicales también, cambiando a mi blonda ídola por la melena oscura y “gallosa” voz de Alanis Morissette. En esta época, también anhelé ser alguna vez la líder y única mujer de un grupo de rock, tipo Dolores O'Riordan de The Cranberries, así era automáticamente deseada por la especie varonil.
A los 14 años cambié mi deseo de relacionarme con la música por la vida del espectáculo, y soñaba ser como Jessica Alba, quien, aunque hasta el día de hoy no se desprende de su imagen de sex symbol ni se destaca como buena actriz, es reconocida por su sencillo estilo de vestir y su apariencia de niña buena.
A los 15 años seguía apegada al mundo del espectáculo, específicamente a la actuación, gracias a Rachel McAdams y su papel en The Notebook. De ella lo quería todo: su físico, sus millones, su desempeño para actuar. Y hasta alguna vez pensé pasarme al otro bando para conseguirme alguien como ella (qué desubicada, lo sé).
Cuando tenía entre 16 y 17 años, gracias a una tarde de zapping en la que me topé con Girls of the Playboy Mansion en E! Entertainment Television, deseé ser una de las novias de Hugh Heffner (por el estilo de vida, ojo) y…de esto no diré más.
Desde los mismos 17 años hasta el día de hoy, dejé toda esa mierda atrás y ya sé lo que quiero hacer por el resto de mi vida: escribir. Ya sea en el papel higiénico, en los cuadernos de la universidad o en mi queridísimo blog, quiero escribir de nada y de todo hasta que termine mi juventud para relatar mis experiencias y que la gente se relacione con ellas, hasta que me case o conviva algún tiempo para rajar públicamente de mi consorte, hasta que tenga un par de critters para descargar en mi blog sobre sus malcriadeces, hasta que me convierta en una pasita y mis manos pierdan la agilidad hasta ser capaces de escribir un simple, pero siempre bien recibido, «hola».
En resumen, quiero escribir por siempre y para siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Cuando tenía entre 9 y 10 años, no pretendía ser nadie en la vida (en cuanto a carrera y profesión se refiere, vale decir). Mi sueño consistía en vivir en una casa con jardín y piscina, tener un esposo simpaticón y lleno de billetes y que, mientras el pobre se sacaba la mugre trabajando, yo cumplía el papel de la mujer mantenida más convenida: que la alfombrita de diez dígitos, que las sábanas de algodón egipcio, que joyitas por aquí y joyitas por allá y que el resto del día me la pasaba en mi casona cuidando a los critters.
A los 11 años evolucioné y, gracias a Dios, mis gustos musicales también, cambiando a mi blonda ídola por la melena oscura y “gallosa” voz de Alanis Morissette. En esta época, también anhelé ser alguna vez la líder y única mujer de un grupo de rock, tipo Dolores O'Riordan de The Cranberries, así era automáticamente deseada por la especie varonil.
A los 14 años cambié mi deseo de relacionarme con la música por la vida del espectáculo, y soñaba ser como Jessica Alba, quien, aunque hasta el día de hoy no se desprende de su imagen de sex symbol ni se destaca como buena actriz, es reconocida por su sencillo estilo de vestir y su apariencia de niña buena.
A los 15 años seguía apegada al mundo del espectáculo, específicamente a la actuación, gracias a Rachel McAdams y su papel en The Notebook. De ella lo quería todo: su físico, sus millones, su desempeño para actuar. Y hasta alguna vez pensé pasarme al otro bando para conseguirme alguien como ella (qué desubicada, lo sé).
Cuando tenía entre 16 y 17 años, gracias a una tarde de zapping en la que me topé con Girls of the Playboy Mansion en E! Entertainment Television, deseé ser una de las novias de Hugh Heffner (por el estilo de vida, ojo) y…de esto no diré más.
Desde los mismos 17 años hasta el día de hoy, dejé toda esa mierda atrás y ya sé lo que quiero hacer por el resto de mi vida: escribir. Ya sea en el papel higiénico, en los cuadernos de la universidad o en mi queridísimo blog, quiero escribir de nada y de todo hasta que termine mi juventud para relatar mis experiencias y que la gente se relacione con ellas, hasta que me case o conviva algún tiempo para rajar públicamente de mi consorte, hasta que tenga un par de critters para descargar en mi blog sobre sus malcriadeces, hasta que me convierta en una pasita y mis manos pierdan la agilidad hasta ser capaces de escribir un simple, pero siempre bien recibido, «hola».
En resumen, quiero escribir por siempre y para siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Me encanto tu remembranza jaja :)
ResponderEliminarAhora decidiste escrbir..y que nada ni nadie te pare :)
@carlosgonzalesj
Gracias, Carlitos! Nadie lo hará; no os preocupeis ;)
ResponderEliminarQué buena! Esos fueron varios cambios eh! La cosa es que encontraste un camino que te apasiona y dejaste de lado a Britney jajaja
ResponderEliminarHablando de eso... si tenías 8 en la época de Britney... eso significa que ahorita tienes 19 o 20? haciendo un cálculo bastante simple... :P
pues me parece muy bien. sigue scribiendo!!
ResponderEliminarHola, Carlos! Efectivamente, después de probar varias cosas, uno encuentra lo que verdaderamente le gusta; encuentra su pasión, y eso es el escribir para mí.
ResponderEliminarTengo 20 años :D
Habla desubicada!
ResponderEliminarQué loco, esperaba un montón de confesiones (como en tantos otros blogs) y que finalmente terminara con un "ya, me cansé de escribir"... jeje, esperaba cualquier bobada pero no aquello de escribir. Me enterneciste un poco. Bien por eso.
Chévere que escribir te guste, es de lo mejor.
saluos!!
(una frasesita: el mal escritor habla de él hasta cuando habla de los demás; el buen escritor habla de los demás hasta cuando habla de sí mismo)
Qué bueno que te haya gustado :) Saludos para ti también!
ResponderEliminarMe encantó tu frase :D