martes, 7 de septiembre de 2010

Yo no necesito GPS; yo necesito GPD


- ¿Practicaste manejo hoy día?
- No, papá.
- ¿Por qué? ¿Qué esperas? Acuérdate que es tu última oportunidad. Si vuelves a jalar, tienes que esperar 3 meses más y volver a ser un ave de corral. ¿Es eso lo que quieres?
- No, papá.
- ¿"No, papá?" ¿No tienes algo más que decir que “no, papá”?
- No, papá.

Dije «no, papá» cuando, en realidad, era «sí, papá». Sí he practicado, papá; sí sé que es mi última oportunidad, papá; y sí quiero dejar de ser un ave de corral, papá. Así que después de cuatro largos meses y dos estúpidos intentos, me animé a dar el examen de manejo por última vez y zafarme, al mismo tiempo, de mi situación de trica.

04 de setiembre del 2010. Me despierto nerviosa, confundida, insegura y con la frase «no quiero dar hoy el examen de manejo» taladrándome el cerebro. Sin embargo, una especie de fuerza se apodera de mí, haciendo que salga de mi casa con papá rumbo al Touring 15 minutos después y calle una, dos, tres veces mi inseguridad.

A las 8 de la madrugada llegamos al circuito alterno (como no me quiero fiar, decido practicar primero en un circuito que se encuentra a unos cuantos metros del Touring). Pago 10 soles (manejo libre, sin instructor) y comienzo el circuito, pero estoy tan nerviosa que apenas recuerdo poner las luces direccionales, cuál es mi derecha e izquierda y cómo estacionar en paralelo y diagonal, por lo que, contra mi voluntad, pago 20 soles más y “contrato” un instructor, lo que significa someterme a su detestable machismo y su obvia impaciencia. No recuerdo el nombre del instructor, pero recuerdo perfectamente escucharle decir repetidamente «si haces eso, te van a jalar», y yo responderle silenciosamente «y yo te voy a jalar las pelotas si vuelves a decir eso, caray».

A las 9:20 de la madrugada, después de rodear unas 10 veces el circuito, evalúo la posibilidad de no dar el examen hoy. No me siento segura, se me cierran los ojos por haber dormido 5 horas, estoy a punto de orinarme encima y la posible cara de decepción de mi padre me atormenta, pero digo «a la mierda, Alessandra, no has dejado de dormir ni hecho que tu pobre padre madrugue un sábado por las huevas. Da el maldito examen de una vez y olvídate del asunto». Así que regreso las manos al volante, manejo hacia donde está mi querido padre y le digo, firme pero ridículamente, «estoy lista, papá».

30 minutos después, luego de que el policía de la entrada, la encargada de los registros y la guía del circuito me miraran con compasión y me desearan buena suerte, me encuentro en la caseta inicial del circuito, con las piernas tensas, las manos sudando, el corazón palpitando y rezando a la virgencita una, otra y otra vez.

Lenta pero segura, Alessandra. Avanza unos cuantos pasos y sube a segunda. Direccional para la curva de la izquierda; sigue de frente y sube a tercera. Fíjate bien en el semáforo. Puta madre. ¿En qué color está? ¡No veo! ¡¿Es verde o rojo?! De tín marín, de do pingüé. Verde. Avanza. Maneja lento mientras estás en el óvalo, sin olvidarte de poner direccional izquierda, frena si está en rojo. ¿Lo está? Sí. Direccional izquierda. Te toca estacionamiento diagonal. ¡Mierda! ¿No era primero el paralelo, según Inka Games? No, no no. Te estás hueveando. Al carajo con Inka Games. ¡Concéntrate! “Estaciónese en el casillero 3, Nissan”. ¿Nissan? ¿Esa soy yo? “Nissan guinda, estaciónese en el casillero 3”. Sí, soy yo. Concéntrate, Alessandra. Avanza lento y guíate de la piedrita de la derecha. ¡Puta madre! ¡Pisé la piedrita! ¡¡¡Ya jalé, ya jalé!!! No, imposible. La guía dijo que esa es una falta leve. ¡Sí se puede! “Nissan guinda, salga del estacionamiento”. Pon en retroceso, mira hacia atrás, sácate el mechón grasiento de la cara y retrocede con calma. ¿Ya salí? Sí, sí. Sigue de frente y voltea a la izquierda. Dale vuelta al óvalo, direccional a la derecha. ¡Estás yendo de frente; sube a tercera! ¿Y el estacionamiento paralelo? ¿Me lo pasé? ¡¡¡Ya jalé!!! Ah, no. Acá está. “Nissan guinda, estaciónese en el casillero 5”. ¡Acá la tienes que romper! Avanza de frente, lento, ubícate entre el 4 y 5, guíate de la flecha, para, voltea el timón, retrocede, para, voltea el timón hacia el otro lado, enderézate. ¡Listo! “Salga del estacionamiento, Nissan”. Mierda. ¿Cómo era que se salía? “Nissan, salga del estacionamiento”. ¿Volteo el timón o primero retrocedo? “¿Me escucha, señorita del Nissan? ¡Salga del estacionamiento!” “¡Ya, señor; no me grite!” Ya jalé. Le he dicho que no me grite. ¡Que me grite todo lo que quiera con tal de que me apruebe! Sal bonito, avanza, pasa a segunda, a tercera, frena en la rampa, espera 8 segundos, vuelve a avanzar, direccional a la derecha. ¡¡¡Terminó!!!

Chorreando de sudor, estaciono chuecamente el carro y me dirijo a la sala 2 a esperar mi veredicto: ser un peligro al volante o ser un ave de corral indefinidamente. Después de dos posibles infartos (Satanás llamó a Caballero y Cabanillas como jalados), Madre Teresa aparece como un ángel caído del cielo y pronuncia bellamente mi nombre completo como parte de la lista de aprobados. “¡Estoy aprobada! ¡Al fin tengo brevete!” Como no aguanto la emoción, en lugar de ir a recoger el papel donde dice que ya soy apta para manejar, corro hacia donde está mi querido padre y le doy un abrazo de oso, de esos que uno da cuando no ha visto a una persona después de largo tiempo, y tal es la emoción que estás al borde de las lágrimas y no quieres soltarte por un largo rato.

Al separarme, regreso rápidamente a la fila de los aprobados, recojo mi papel de aptitud (luego de escuchar a Madre Teresa decir que me guarde mis emociones para después) y recibo, después de 10 minutos, 4 meses y 2 intentos, mi tan esperada licencia de conducir.

07 de setiembre del 2010. Como no deseo regresarme sola a mi casa, le ofrezco a Motta jalarla hasta la proximidad de su casa (un poco de compañía cuando estás al volante nunca cae mal, sobre todo si eres una desubicada como yo), pero algo sale terriblemente mal al inicio: confiando en las palabras de mi querida amiga, doblo a la izquierda en lugar de seguir de frente en determinada calle para “acortar camino”, lo que termina haciendo que me desubique por completo sin saber qué dirección tomar. Entro en pánico, pero en pocos segundos encuentro la solución: regresar a la universidad para volver a comenzar la ruta, obviando la recomendación de Motta.

Y es que hoy me di cuenta de tres cosas:

1) Nunca debo escuchar las recomendaciones que me dan. Debo seguir la ruta que yo conozco, aun así me demore el triple de tiempo en llegar.
2) Al menos por ahora, debo evitar escuchar música a todo volumen para impedir algún choque o atropello hacia alguien más.
3) Debo seguir al pie de la letra lo que dice esta imagen:


4) Yo no necesito un GPS; yo necesito un GPD: Guía Para Desubicadas. ¿Alguien me colabora?

08 de setiembre del 2010. Hoy es el segundo día en que voy a la universidad manejando. Y estoy tan emocionada por tener, finalmente, brevete y tan excitada escuchando a todo volumen Meet me halfway de Black Eyed Peas que, sin darme cuenta, ya estoy dentro del estacionamiento de la UPC, a punto de subir al segundo nivel cuando sucede lo peor: sin querer queriendo, me he pegado más de lo debido a la curva, haciendo que mi carro roce “levemente” la pared de cemento y ocasione mi segundo choque desde que sé manejar y el primero desde que tengo brevete. Me traumo por algunos segundos, pero luego recuerdo la frase de mi padre, dicha algunos meses atrás: “¿Para qué voy a mandar a arreglar el carro si todavía le faltan varios choques más?” Sonrío, me tranquilizo, voy a mis clases de Introducción a los Medios Digitales con el gemelo de Edwin Sierra, salgo, regreso al estacionamiento con Cesarín y le ofrezco dejarlo en la puerta de la universidad, no sin antes contarle mi experiencia matutina (metida de pata).

- Cesarín, no pienso arrancar hasta que no te hayas colocado el cinturón de seguridad y puesto seguro a la puerta.
- Voy a morir, ¿no?
- No. Sólo pasearás por unos segundos conmigo y vivirás para contarlo. Tranquilo.

Lamentablemente, Abelardo no lo hizo -al menos por hoy.

14 comentarios:

  1. (en clase)jaja el profe no se dió cuenta y además no está hablando algo importante y ya entregué mi trabajo.
    DE LEJOS una de mis entradas favoritas =), de solo ponerme en tu lugar en el momento del examennn mientras leía (ya me toca pronto).Me hiciste reir, me emocionaste, me encanta como escribes!!
    Angelo :)

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  2. Aaaw, gracias, Angelo! Cuéntame apenas saques tú el brevete! A ver si pasas por lo mismo que yo, jaja. Un abrazo :)

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  3. NO ME OFRECISTE LLEVARME A LA ENTRADA,FUE MI CONDICIÓN PARA VER QUE TAN DESTRUIDO ESTABA EL CARRO, ESPERO VOLVER A SUBIR Y VIVIR PARA CONTARLO...

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  4. Hola!!! me pase x tu blog de casualidad y lei esta entrada! me he matado de risa! jajaja me hizo recordar cuando yo fui a sacar mi brevete (lo pase a la segunda.. jaja) los nervios que se sienten en verdad son demasiado! jajajaja no es saludable! jajaja

    estare pendiente de tu siguiente entrada, escribes cosas muy divertidas! :)

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  5. Jajajaja Más floro! Haremos un tour un día de estos con Motta y nos perderemos los 3 :)

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  6. Ay el brevete. Allá por el 2005 intenté sacar el mío. El médico en dos minutos, el de reglas a la primera sin un solo error y el práctico jalado las tres veces.

    De por sí yo soy muy nervioso y la desesperación por sacarlo (porque lo necesitaba) me hizo dar el examen tres días seguidos. Craso error.

    También he pasado por los gritos, sobre todo de la gente de las torres, que en realidad luego me enteré lo hacen adrede para ponerte más nervioso. Y nada todo el rosario de errores se coronó con el hecho de no saber estacionarme en paralelo. Yo no entiendo para que es requisito, acaso cuando llegas a algún lado no hay
    aparcadores? pues debería haberlos en todos!

    Algún día cuando lo necesite lo volveré a intentar, eso sí, con automático, porque no quiero sorpresas. Y que paja que tu viejo te diga "para qué voy a arreglarlo si aún faltan muchos más" dile que me adopte!

    Me divertí mi querida desubicada. Pa'que te digo que no si sí.

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  7. Muchas gracias por tus palabras, mi querido Ginnoceronte.

    Mi situación fue parecida con el médico y teórico, solo que para el primero me tuvieron que sacar 3 veces sangre (para más información, leer aquí: http://habladesubicada.blogspot.com/2010/05/no-fue-uno-ni-fueron-dos-fueron-tres.html)

    Si todavía te interesa sacar el brevete, te recomiendo que vayas al circuito alterno a practicar. Los instructores te hablan hasta las patas, pero sus tips son bastante útiles, sobre todo para el estacionamiento en paralelo ;)

    Mi papá aún no sabe de mi pequeño choque, pero, como ya se lo esperaba, no creo que me putee (esperemos).

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  8. ey q no hay mas entradas???


    Katia M.

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  9. mmm creo q n l ultimo comment la desubicada fui yo. no me di cuenta d la fecha d la entrada, crei q era marzo no setiembre. a todos le pasa

    Katia M.

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  10. Por el momento no, Katia. Pero paciencia que ya llega la próxima ;)

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  11. Por cierto, gracias por leer mi blog y dejarme tus comentarios!

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  12. Mi viejo es la misma vaina: "¿No, papá? ¿Es todo lo que vas a decir?"... por eso pronto le voy a quitar la llave de casa y le voy a decir que me mudé ¬¬
    .... ok, not =(

    Y bueno, yo también debería ponerme a estudiar para conducir... hace rato que me insisten con eso, y la verdad no soy tan malo (creo yo)... digo, en el Need For Speed era un trome, cuando voy en el carro de mi jefe le aviso cuando va a chocar, le indico algunas señales que parece ignorar adrede y lo más importante de conducir: saber ubicar al policía antes de que éste te vea a ti =P

    saluos!!
    (chévere tu blog =)

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  13. Jajaja! Yo quiero irme apenas encuentre un trabajo digno que me mantenga, pero de ahí hasta que eso se haga realidad...

    Yo aprendí a manejar cuando tenía 16 pero recién he sacado el brevete a los 20. La necesidad de poder manejar ya se apoderaba de mí; estar subiéndome a combis para movilizarme me llegaba a estresar, así que practiqué un par de semanas, fui al Touring y listo.

    Saludos y gracias por leer mi blog! :)

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  14. Hola, Meguuu. Gracias! Por algún motivo recién me ha llegado el aviso de tu comentario... Es cierto lo de los nervios; creo que por eso fue que jalé a la segunda :/ Pero, bueno, los nervios y la tortura de los 10 minutos valen la pena :D Saludos!

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