lunes, 14 de mayo de 2012

Horrible*

Jueves 10 de diciembre del 2009. Es la 1:20 p.m. y acabo de llegar al Cineplanet Alcázar para ver el Festival de los ganadores de Cannes 2009 con mi querida amiga Motta. Es el último día de la proyección, por lo que presiento que irá bastante gente. Y qué gente. Apenas cruzamos la entrada, me parece distinguir, a una corta distancia, la figura de un enano. Y el enano no está solo: lo acompaña una enana. Como no estoy completamente segura de si es él, lo sigo con la mirada, sin prestar la mínima atención a lo que me dice Motta.


- Cavagnaro, te mato si me gasto estos 20 soles por las huevas. ¿Crees que dejen que uno compre sólo la entrada? Porque no me apetece ni la canchita ni… ¿Se puede saber qué rayos miras que no me haces caso?
- Creo que ese es mi ex con su flaca…
- ¿En serio? Pucha, pero no te preocupes. Fácil van a ver otra cosa.
- Te apuesto que no. Estoy segura de que también van a ver el festival. Motta, me muero. Vámonos, por favor. No quiero estar aquí.
- Tranquila. Todo va a estar bien. Ahora falta que se siente detrás de ti.
- ¡Mierda, ni lo digas!



Todo regresa: las maripositas revoloteando en mi estómago; el sudor traspasando mi piel; el corazón latiéndome a mil por hora.



- Motta, siente mi corazón.
- ¡Mierda, Cavagnaro! ¿Qué te sucede?
- No lo sé, pero esto siempre me pasa cada vez que lo veo o lo tengo cerca. Háblame sobre cualquier cosa para distraerme porque, en serio, estoy a punto de largarme de aquí.



Un poco más tranquila, compramos las entradas y subimos las escaleras hasta el tercer piso y, nuevamente, lo primero que veo es al enano.



- Es él.
- ¿Segurísima?
- Sí. Mierda. Es increíble. Desde que está con ella me dije a mí misma que haría todo lo posible para impedir verlos juntos, y mira lo que pasa hoy. Al menos no están agarrando ni nada.



Los observo por unos segundos. No se toman de la mano, no se besan, no se sonríen, no se hablan y no se miran. Me aliviano un poco, pero nada cambia lo que realmente siento: una inmensa cólera por verlo allí, tan placentero y tranquilo, sin la más remota señal de incomodidad, sin ninguna reacción en absoluto. ¿Será que no ha notado que sólo cinco personas lo separan de mí?



Muero por saludarlo, pero sé que, si lo hago, tendría que saludarla a ella también. Como no puedo verlos más, doy media vuelta y le vuelvo a pedir a Motta que me distraiga.



- ¿Crees que me haya visto?
- De hecho que sí. Oh, no.
- ¿Qué pasó? No me digas que están agarrando. ¡Te dije que disimularas!
- No, nada de eso. Sino que te acaba de ver.
- ¿Él o ella?
- Ella. No me fijé en él.
- ¿Y cómo me vio?
- De pies a cabeza.
- Esa es la mirada odiosa. Como si ella tuviera razones para odiarme… Ya vengo. Voy al baño.



Con los temblores que no me abandonan, decido llamar a tía Erika (mamá del enano) para ver si me tranquilizo un poco.



- ¡Hooola, niña!
- ¡TÍA! Estoy en el Cineplanet Alcázar y adivina quién más está acá.
- Uy, no. ¿Daniel o Luchita?
- ¡Daniel Y Luchita!
- Jajajaja. Ay, Ale. ¡Tienes una suerte…! Pero saluda a tus amiguitos, pues.
- Sí, gracias por recordármelo. ¡Y estás loca! Eso va en contra de mis principios y mi orgullo. Muerta antes que saludarla a ella.
- Ya me imagino cómo debes estar. Pero ¿qué hacen tan temprano en el cine? ¿Van a ver dibujitos o qué?
- Jaja. No. Hay un festival de comerciales y hoy es el último día, y parece que el enano no tuvo una mejor idea que venir el mismo día que yo y a la misma hora. Creo que estoy a punto de desmayarme. Tú sabes cómo me pongo cuando él está cerca. Y ahora que está más cerca y encima con ella, peor.
- Tranquila, nenita. No lo mires, sino se va a dar cuenta de que estás ahí y vas a tener que saludarlos a los dos. Sólo actúa como ninguno de los dos estuviera ahí.
- Haré lo posible. Te dejo. Te llamo cuando salga para contarte. Un beso.
- Ya, nenita. Suerte. Un beso.



Salgo del baño más tranquila. Pero apenas regreso a mi lugar en la cola, todo regresa.



Es la 1:35 p.m. y seguimos en la cola para comprar el súper combo: canchita y gaseosa mediana más hot dog. Gracias a un flaco, me entero de que la proyección ya ha comenzado, así que le digo a Motta para entrar de una vez a la sala y pedir el combo al salir. “Buena idea”, me dice. Entramos a la sala y nos acomodamos en dos asientos del extremo derecho. Impaciente, desconcentrada y nerviosa, observo a cada persona que ingresa a la sala. A pesar de la oscuridad, lo distingo, sin ningún problema, en el preciso momento en que ingresa a la sala. “Ven, hay que sentarnos acá”, lo oigo decir.



- Felicitaciones, Motta. Tu predicción se cumplió.
- ¿De qué hablas?
- Se acaba de sentar exactamente detrás de mí.
- Jajajajajaja. No puedo creerlo. Definitivamente, eres la persona más piña que conozco.



Sin darme cuenta, la proyección ha comenzado. Hago lo posible por despejar mi mente y disfrutar de los comerciales, pero es en vano: durante la primera media hora, la frase «está detrás con ella» me taladra el cerebro una y otra vez.



Felizmente, después de un rato, soy capaz de desplazar esa frase de mi mente y disfrutar del resto del festival, pero, de rato en rato, logro escuchar su risa, aquel sonido que nunca me cansaré de escuchar.



La proyección termina y el pánico me inunda.



- Motta, levántate lo más rápido que puedas, así no me cruzo con él.
- Sus deseos son órdenes, Cavagnaro.



Pero en el preciso momento en que Motta y yo nos paramos, lo hacen Ana Luisa y el enano también. Está, probablemente, a 50 cm de mí. Con tan sólo despegar mi brazo del cuerpo podría tocar el suyo, pero sé lo que aquel pequeño movimiento traería como consecuencia, así que me «atorranteo», bajo la cabeza y sigo mi camino.



“Fue horrible”, le comento a Motta al salir de la sala. Y lo hago una, dos, tres, infinitas veces más mientras disfrutamos del súper combo.





*Este texto lo escribí en el 2009, cuando aún estaba obsesionada por él

8 comentarios:

  1. Cavagnaro, eso no es nada. No creo que la hayas oido, pero conozco el fragmento de una salsa que resume mi historia. Y dice así: "...y hoy la vi, por ahí, caminaba de la mano con su amor, ella me vio y lo besó, no sabes cuánto me dolió..."; fatal, ¿cierto?

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  2. @David Sé que no pasó nada en teoría, pero fue horrible porque, en esa época, yo aún me moría por él. Quizás tu ex lo hizo por venganza/despecho. ¿Te afectó?

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    1. Sí, me afectó. No había pasado mucho tiempo del rompimiento y lo que yo sentía aun estaba muy fresco.Pero pronto pude darme cuenta que no lo hizo por venganza ni por despecho, sino porque estando con el brother aún le faltaba algo. Algo que su cabecita no podía entender bien, pero que de cuando en cuando le daba ligeras pataditas de entendimiento. Ella no entendía que su comportamiento, sus ganas de fastidiarme le hacían más daño a ella que a mí.

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  3. @David Espero que se haya dado cuenta ya. ¿Ahora estás mejor?

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  4. Yo también lo espero, no he sabido mucho de ella. Y sí, estoy bien. Ocupándome mucho de vivir. ¿Cuándo vamos a hacer puenting? Mira que tú también tienes muchas cosas por las cuáles gritar durante el salto.

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  5. @David Sí, de hecho. Pero ahora estoy más misia que el Chavo. Espero que me den plata por mi cumpleaños y la separo para el puenting ;)

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  6. Cierto, 28 de mayo, verdad? Ya mandé a pedir tus crocs rosadas con botones de florcitas para regalártelas ése día. Aunque sea para que se las tires a alguno de tus ex :) Un abrazo, hermana. Que la fuerza te acompañe.

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  7. @David 29 de mayo. Jajajajaja Ese sería el peor regalo de la vida! Un abrazo para ti también.

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