jueves, 24 de mayo de 2012

Primer amor


Oficialmente, tuve mi primer amor a los 15 años (solo por esta vez consideraré a mi primer enamorado como mi primer amor, cosa que nunca suelo hacer, pero ese es otro tema).


Yo era pataza de una chica de mi promoción y él era su enamorado. Alto, inteligente, divertido y feo (las cosas como son).



Por cosas de la vida (sinceramente, hasta el día de hoy no recuerdo exactamente qué coño pasó), ellos terminaron, yo dejé de ser amiga de Mariana y luego empecé a hablar más con Miguel. Y en pocos días, dimos inicio al cuento de hadas: hablábamos todos los días y todo el día, de todo y de nada, nos veíamos a escondidas (porque a mi mamá no le gustaba la idea de que tuviera enamorado a esa edad) y hacíamos planes a futuro.



Sin embargo, Miguel me gustaba mucho, pero como amigo (¿tiene sentido esto?). Me gustaba su forma de ser, su forma de tratarme y su sonrisa, pero ahí quedaba la cosa. No sentía las mariposas en el estómago ni las ganas de tomarle de la mano, de llamarlo, de abrazarlo o de besarlo.


Y cuando él me dijo para ser flaco y flaca, contra todo pronóstico, le dije que sí. Como era chibola e inmadura, y aunque sabía que estaba actuando incorrecta e injustamente, me dejé llevar por mis emociones y por la ilusión de tener, por fin, mi primer amor.


Porque sonará tonto, pero tenía la esperanza de que, a la larga, Miguel terminaría gustándome tanto como yo le gustaba a él, que a mí me pasaría (casi) las mismas desgracias y fortunas que veía en las telenovelas, que –de una vez– dejaría de practicar mi forma de besar con mi mano (qué vergüenza admitir esto) y que, finalmente, estaría a la par con mis amigas emparejadas y “enamoradas” (porque sentía que todo mi círculo social estaba con pareja menos yo). Eso nunca pasó.



La relación duró cuatro meses (al cumplir el cuarto, decidí que ya no podía ser tan caca con él), durante los cuales nos quisimos, nos odiamos, nos echamos flores, nos hicimos las víctimas y nos perdimos.



He escuchado y leído varias definiciones de una palabra sobre el primer amor que van desde inexistente, pasan por inocente, único, inolvidable y terminan en platónico.



Yo defino al mío con algo que, a pesar de todas las cagadas que nos mandamos, resume la relación entre mi primer amor y yo: dulce.

7 comentarios:

  1. Me encanto! en realidad nunca habia oido de un primer amor asi, que no fue tan amor. Besos

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  2. interesante post...sigue escribiendo mas seguido..no te me desubiques mucho nomas..ajajaj...

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  3. Lindo recordar al primer amor, yo si creo que en el fondo hubo amor :)

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  4. @Dennis Gracias :) Jajaja Trataré.

    @Johanna Le tenía cariño. En realidad, hasta ahora me siento un poco culpable por no haber sido justa con él. Pero, bueno. Cosas de la vida e inmadurez ._.

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  5. No sé cómo haces para escribir cosas con tanto significado de una forma tan divertida, gracias por eso Ale. La historia me encantó, quizá porque no la he experimentado. Un abrazo :)

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  6. @Ron-alt Gracias por esas palabras, por leer y comentar :) Otro abrazo!

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