lunes, 1 de marzo de 2010

Orgasmo musical


Solo había ido a dos conciertos antes en mi vida. El primero fue al de Chayanne, al que, aunque en ese momento estaba “de moda” y ese día me divertí, ahora me avergüenzo por simplemente recordarlo. El segundo concierto fue el de Alanis Morissette, de quien me había enamorado por temas como Thank You y U Oughta Know. Además, la noticia de que vendría una artista como ella a un país donde para la mayoría de extranjeros no pasa de incas y de Machu Picchu era casi irreal, de modo que, para comprobarlo, rogué a mi papá para que me llevara al concierto de la canadiense con pelo largo y boca de caballo (así la conocía de chibola). Decepción fue la mía cuando la tuve frente a mí con un pelo que le llegaba a la altura de los hombros. A pesar de ello, el concierto fue genial, y no me importó el hecho de que, esa noche, Alanis fue la creadora (que yo sepa) de una frase que ya ha sido usada por otros artistas extranjeros: “Thank you, Brasil/Chile/cualquier otro país menos Perú”.

La irreal noticia de que vendría un importante artista al Perú se repitió en febrero del 2009, cuando Conciertos Perú anunciaba la llegada del grupo británico Oasis en marzo a la capital. Sentí un cosquilleo que me invadió todo el cuerpo y, automáticamente, me dije a mí misma: “A ese concierto voy como sea”.

Pasaron un par de días y me di cuenta de que muy pocas canciones conocía de Oasis (no pasaba de Wonderwall y Don’t Look Back in Anger), pero estaba tan encaprichada que eso era irrelevante. No podía creer que un grupo de tan alto calibre vendría a este mediocre país en poco tiempo. Por otro lado, era lógico que Oasis nunca más regresaría al Perú, así que mis caprichos, mis ganas y mis ruegos hacia mi padre crecieron. El resultado fue el que quería y más: no solo iría al concierto de Oasis, sino que iría a la zona más cercana al escenario.

Después de estudiar todos los álbumes y el posible setlist, estaba más que preparada para saltar y gritar a todo pulmón las canciones de los hermanos Gallagher. Volví a recordar mi niñez, como cuando cuentas ansiosamente los días que faltan para tu cumpleaños o para Navidad. Ahora, a mis 18 años, me encontraba contando las horas para tener en frente de mí a Liam y a Noel.

30/04/2009. Tres horas, dos horas, una hora. Casi sin darme cuenta de la noción del tiempo, me encontraba en la décima fila de la zona Wonderwall, esperando a que llegara el momento mágico. A las 07:50 p.m., para empilar a la gente, los organizadores (supongo que fueron ellos, pero, en realidad, no me importa), lanzaron la jodidamente alucinante Bittersweet Symphony de The Verve. “No hay duda de que esta noche será inolvidable”, me dije a mí misma. Terminada la canción, a las 8 en punto de la noche, una voz masculina anunciaba a la banda nacional Turbopótamos como telonera. Me doy cuenta de que me había olvidado de ese “pequeño” detalle. Mi enojo regresaba. ¿Cómo coño iba a tener teloneros Oasis? Tenía mis insultos preparados en la punta de la lengua, pero me los atraganté al darme cuenta de que su música y presentación no estaban nada mal. Después de deleitarnos durante una hora exacta, el vocalista de Turbopótamos pronunciaba las palabras que todos esperábamos escuchar: “¿Están listos para la mejor banda de rock de los ‘90s?”. Por segundos que parecieron eternos, el silencio impregnó al Estadio Nacional. Luego, el público estallaba de la emoción en el preciso momento en que las figuras de Liam y Noel Gallagher aparecían por detrás de las cortinas y tomaban sus respectivos lugares en el escenario. Ya ubicados, Rock ‘N’ Roll Star comenzaba a sonar y a meterse en los poros de la audiencia. En mi opinión, no podrían haber dado un mejor inicio a la noche.

El concierto continuaba y, así, se escucharon temas como Lyla, The Masterplan, Songbird, entre otras. El calor del público y el olor a marihuana eran insoportables, pero nada, absolutamente nada, importaba: no iba a dejar que nada ni nadie me malograra la mejor noche de mi vida. Siguieron más canciones, hasta llegar a mi primer momento mágico de la noche: Liam abandonaba el escenario para dejar solo a Noel, quien cantaría una de mis canciones favoritas: The Importance of Being Idle. Empilada, soltando mis gallos y agitando los brazos como loca, cantaba esta canción a todo pulmón, convencida de que no sería la única. Pero, ¡oh, sorpresa!: fui la única. Esto tampoco me importaba. Si todos tienen una noche para actuar fuera de sí, entonces esta era mi noche. Más y más canciones se escucharon, hasta que llegaba el momento de un pequeño descanso.

El público, hambriento de Oasis y casi sin poder contenerse, reclamaba la espectacular Live Forever. Esta canción nunca llegó, pero Liam tenía la respuesta precisa y llena de soberbia para consolar nuestras penas: “You too”. Segundo momento mágico de la noche.

Más saltos, más soltadas de gallos y más actuación de locos se producían cuando Liam regresaba al escenario, se acercaba al micrófono y anunciaba Wonderwall, seguida de la espasmódica Supersonic. El concierto estaba llegando a su fin, pero estaba convencida de que lo mejor estaba a punto de llegar. Y así sucedió, el tercer y último momento mágico de la noche: Liam volvía a abandonar el escenario y Noel salía junto a su guitarra para rendir al público a sus pies. Se venía el momento más increíble de la noche, estaba segura. Noel, con una sonrisa dibujada en el rostro, pronunciaba las siguientes palabras: “Are you in the mood for singing?”, seguidas de uno de sus acordes más conocidos. La letra de Don’t Look Back in Anger hacía empilar a las más de 40 mil personas que habían en el estadio. Por mi parte, estaba tan entusiasmada que podría haberme orinado de la emoción y agarrado al gigante de dos metros que tenía delante de mí. Nunca he tenido un orgasmo, pero estoy segura de que la sensación que me invadió en ese momento no estuvo tan alejada.

Terminado el éxtasis, Oasis tocaba Falling Down, Champagne Supernova y, la última canción de la noche: I Am The Walrus, el famosísimo cover de The Beatles. Perfecto final para una perfecta noche.

De esta manera, y después de dos horas que parecieron dos segundos, Oasis terminaba su concierto y, con él, la mejor noche de mi vida.

8 comentarios:

  1. T___________________________T cómo te envidio u.u
    Aaaaww! si tan solo hubiera tenido dinero u.u pero sí que fue un gran concierto y además uno de los últimos antes de que se separen T_T
    Quee xeeere que hayas podido ir t.t
    por mi parte seguiré soñando escuchándolos a todo volumen =)!

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  2. Sí! Vinieron en el momento preciso; no mucho tiempo después Noel mandó a la mierda todo.

    PD: Soñar no cuesta nada! Yo aún sueño con que vuelvan a unirse para verlos de nuevo :)

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  3. fue un sueño hecho realidad nunca pense que llegarian a nuestro pais fue el mejor concierto de mi vida porq me encantan desde que estaba en el cole me lo haz hecho recordar :)

    P.D.: te encontre por casualidad me gusta como escribes, Saludos

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  4. Gracias, Karincitha! Fuimos bastante afortunadas por haber ido a su concierto, porque no mucho después se separaron. Espero que me sigas leyendo; saludos :)

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  5. Lo máximo que recuerdos. Yo también fui a ese concierto u es uno de los mejores recuerdos de mi vida.

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  6. @HP_BASS Y el mío :) Fue orgásmico.

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  7. fue orgasmico!!! lo sé yo tambine estuve ahÏ solo espero que llegue coldplay para estar en el climax :3

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  8. @Dy_Gau sfkhushrw Sí! Viene Coldplay y puedo morir feliz.

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